es expresar de algún modo a Dios la admiración, la queja, el agradecimiento, la confianza y todos los sentimientos.
Es estar atento a la voz silenciosa de Dios.
Es sumergirse en la presencia bendita y oculta de Dios.
Es “estar” sin más con Dios o en Dios...
Jesús convirtió toda su vida en oración.
La oración de Jesús consistía en vivir “ante Dios y con Dios” todo lo que vivía.
En eso debiera consistir nuestra oración.
José Arregi